INTRODUCCIÓN
Resulta fácil localizar información en
Internet acerca de la generación de la energía. También lo es encontrarla en
forma impresa, pues las propias empresas de generación de la electricidad, la
mayoría de ellas a su vez suministradoras de la industria y de los hogares, se
encargan de repartir generosamente cualquier información básica impresa
mezclada con la propia publicidad de la empresa, para ganar clientes entre los
consumidores de a pie.
Lo que ya no es tan frecuente es
encontrar información sobre la distribución eléctrica a través de las redes de
alta tensión que se extienden por todo el territorio nacional. Una de las
razones puede obedecer a su carácter estratégico, y en parte confidencial, dado
que el corte de suministro en alguna de estas líneas de alta tensión podría suponer
la paralización total de muchas industrias y el dejar sin comunicaciones
grandes poblaciones.
LA RED ELÉCTRICA PENINSULAR
Las líneas eléctricas que tienen su
origen en las centrales generadoras transportan corriente eléctrica con
voltajes de 220.000 voltios y de 400.000 v (CSN, 2013). ¡Imagínense! ¡Acostumbrados
como estamos al voltaje que tenemos en casa, el de 220 voltios de toda la vida,
o como mucho el de 380 voltios de tres fases que hemos visto en algunas
industrias…!
Los que hemos tenido la
experiencia de sentir íntimamente esos 220 v en nuestra piel sabemos que se ha
de andar con cuidado. Más aún con los 380 v, y no digamos cuando los
multiplicamos por más de mil veces.
La anterior comparación pretende dar
una idea de la magnitud de esos voltajes que se emplean en el transporte de la
electricidad.
En la Figura 1 podemos observar la “red
especial de carreteras” que utiliza la electricidad para llegar de un extremo a
otro de nuestra geografía nacional.
EL TRANSPORTE DE LA ELECTRICIDAD
Estos altos voltajes en origen son
necesarios, entre otras razones, debido a las pérdidas que se ocasionarán en el
viaje que realizará la electricidad desde las centrales generadoras hasta
nuestros hogares.
Todos hemos visto torres de
electricidad enormes en medio del campo y de la montaña. Incluso puede que
hayamos escuchado el ruido de grillos que producen las más grandes; también
puede que hayamos sentido cierto temor al aproximarnos a ese gigante majestuoso
rebosante de poder que infunde respeto a curiosos y a expertos, pero que
siempre nos muestra en caso de desorientación la senda que nos lleva de nuevo a
la civilización.
El consumo de electricidad de la
industria y de nuestros hogares es aleatorio, aunque tomado en su conjunto
sigue unas pautas de máximo consumo en las horas punta, y de mínimos cuando
cada día la oscuridad se va haciendo omnipresente. Si la electricidad se
transportara con niveles más bajos de voltaje, las pérdidas por calentamiento
en los cables (Efecto Joule) provocarían una disminución muy importante del
voltaje que llega a nuestros hogares, es decir, los 220 v que encontramos en
los enchufes de nuestras casas, con lo que los aparatos que conectamos a la
corriente eléctrica (televisores, neveras, cocinas, calentadores, etc.)
dejarían de funcionar o lo harían anormalmente.
Pensemos que la distancia desde el
punto de origen de una central generadora de electricidad hasta nuestros
hogares puede ser de cientos de kilómetros de cable. Las pérdidas estarían
representadas por la caída de tensión en bornes de la resistencia que
constituye el propio cable, medida ésta desde el punto de origen (central)
hasta el de destino (hogares). Esta pérdida estaría cuantificada por la
expresión: VR = R · I
El voltaje final en destino sería el
original menos la pérdida que hemos calculado, que sería tanto mayor cuanto más
grande fuera el consumo. Además, la pérdida se transformaría en calor disipado
por los cables sin que pudiéramos aprovechar esa energía para nada.
Existen varios voltajes nominales a lo
largo del recorrido de la electricidad, desde su generación hasta su destino.
La Figura 2 muestra en detalle cuáles son y dónde aparecen.
CONCLUSIONES
La electricidad es tan valiosa para una
sociedad moderna como lo es un metal precioso para la joyería. Todo lo que
concierne a su producción, transporte y distribución es una cadena de alto
valor que se relaciona con el nacimiento de cualquier población (la
electricidad trae consigo desarrollo, riqueza…) y con su madurez decadente
(desarrollo urbanístico, crecimiento… que obliga a modificar los trazados
eléctricos originales y a trasladar torres de alta tensión por la proximidad de las viviendas que se van
acercando cada vez más).
El transporte de la electricidad
constituye uno de los hitos de la ingeniería en los que entran en juego todas
las variables técnicas de la producción y del mantenimiento. Basta pensar en
los miles y miles de kilómetros de tendido eléctrico que se prodigan por todo
el país para entender la dimensión e importancia vital de toda esta estructura,
fundamental para la sostenibilidad de nuestro día a día.
REFERENCIAS
CSN (2013). El sistema eléctrico nacional. ALFA. Revista de seguridad nuclear y protección
radiológica. Nº 20. Visto el 4/10/2013 en
http://www.csn.es/images/stories/publicaciones/periodicas/alfa/alfa20_web.pdf
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