Tras la publicación de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por la ONU en 2015, con la pretensión de ser alcanzados en 2030, muchas cosas han cambiado en la sociedad de los países más desarrollados. No hay más que ver el caos energético en el que nos desenvolvemos en estos momentos, si bien la guerra de Ucrania también ha contribuido a que este caos se multiplique disparando el precio del gas ruso, así como una serie de maniobras políticas desacertadas que han provocado conflictos con otros países proveedores de gas, aumentando así el problema.
Cuando nos hablan de los gases de efecto invernadero (GEI) parece que automáticamente pensemos en los "culpables", es decir, el transporte que funciona con combustible fósil: aviones, barcos, camiones, coches..., o en las empresas que generan electricidad usando también combustibles que generan gran cantidad de CO2, que es el principal elemento que compone los GEI (cerca de un 80%).
Lo que no solemos pensar es que nosotros, cada uno de nosotros, también contribuimos al aumento de estos GEI con lo que se denomina la huella personal de carbono, que dejamos todos y cada uno de nosotros, sin lugar a duda. Basta con que completemos con los datos que conocemos de nuestra vida cotidiana los formularios que aparecen en la Web de la siguiente imagen, que nos proporcionará casi al instante la huella de carbono que dejamos diariamente en cada actividad, así como la cifra global de la huella de carbono que dejamos anualmente.
La conciencia de un individuo comprometido con el medioambiente debería apuntar a compensar la huella que genera anualmente con diversas acciones que representen el equivalente compensatorio de lo que hemos generado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario