INTRODUCCIÓN
Los resultados de la educación en
España presentan unas cifras por debajo de la media europea si se atiende a
informes internacionales sobre el tema (PISA, 2009). Estos datos se fundamentan
principalmente en la medición de la competencia lectora, matemática y de
ciencias de los estudiantes, aunque en el último informe se ha añadido también
la medición de una especie de competencia digital. En todas ellas quedamos
posicionados en lugares que no se corresponden con nuestro potencial, y ésta es
una historia que se repite desde el año 2000, fecha de publicación del primer
informe.
Frecuentemente nos encontramos con
opiniones variadas e incluso enfrentadas sobre las razones de este desaguisado
en el que también nos vemos involucrados los docentes, nos guste o no. Para entender
mejor alguna de estas razones, conviene repasar los datos objetivos que arrojan
las estadísticas europeas:
En el siguiente apartado
intentaré desmitificar uno de los comentarios más extendidos que acostumbro a
escuchar a mis compañeros de profesión
cuando hablan de este tema: el número de
alumnos por aula, es decir, la ratio.
No obstante, previamente quiero
subrayar que si bien hay muchas opiniones que se manifiestan en contra de los
criterios que se usan para evaluar las pruebas de los informes PISA, también hay que tener en cuenta
que estos criterios son los mismos para todos los países participantes, de
manera que, se mire por donde se mire, los resultados de nuestros alumnos
quedan por debajo del simple y raspado aprobado, y también bastante por debajo
de la posición que nos debería corresponder como país, en función de nuestro
desarrollo y potencial económico.
MITO 3: La
ratio de alumnos en la enseñanza no universitaria española es muy elevada, por
lo que es difícil que los alumnos presten atención y las clases se vuelven
incómodas.
La fuente de datos consultada ha sido EUROSTAT
(Febrero de 2013).
El último informe PISA del que tenemos
datos concretos es de 2009. La información recogida de Eurostat se ha publicado
en 2013, pero se trata un análisis finalizado recientemente, si bien los datos
que contempla abarcan hasta 2009, coincidiendo con la publicación oficial del
último informe PISA.
En la Fig. 1 podemos observar que la
ratio de alumnos en España no sólo es similar a la de Finlandia en Primaria y
Secundaria, sino que es inferior netamente en Bachillerato. Se toma Finlandia
en la comparación por ser considerado el suyo como uno de los mejores sistemas
educativos a nivel mundial.
Igualmente, podemos señalar que:
— La ratio española ha descendido desde el año 2004 al 2009 en
Primaria y Secundaria, y aumentado ligeramente en Bachillerato.
— En todos los casos se encuentra entre los 6 países con menor ratio
de Europa, incluidos Estados Unidos y Japón.
En cualquier caso, estas estadísticas muestran unos resultados promedio. Seguramente, muchos profesores que imparten docencia en las comunidades con más población como Andalucía, Cataluña o Madrid se mostrarán extrañados por estos datos promedio. Probablemente en este curso escolar la ratio en sus aulas haya estado rozando los máximos permitidos por la Ley, pero aún así el promedio nacional español sigue reflejando esos resultados, que también son comparados con los promedios nacionales de los demás países, por lo que cabe suponer que se mantienen las proporciones y la fiabilidad de los datos mostrados.
MITO CAZADO
Ante la evidencia y contundencia de
estos datos, parece concluyente que NO
ES LA RATIO.
Es más, en mi opinión, las diferencias
más trascendentales entre el sistema educativo finlandés y el español son el
respeto al profesor y la disciplina. Incluso creo que podríamos presumir de que
sobre el papel, nuestro sistema supera al de Finlandia, pero fallamos de forma
catastrófica en su aplicación.
He visitado Finlandia y he tenido
ocasión de recorrer en detalle centros de Primaria, de Secundaria y de EPA
(Educación de Personas Adultas). Las dos variables a las que hago mención
anteriormente constituyen el denominador común en todos ellos, y el anecdótico
que nosotros tenemos. Me resultó curioso comprobar en varias ocasiones cómo se
iniciaban las clases: el profesor entraba en el aula, decía buenos días y
empezaba a explicar. Yo asistía atónito y no daba crédito a mis ojos: ¡la clase
empezaba! ¡Y sin tener que mandar callar a nadie!
Volví convencido de que la ratio era lo
de menos. Lo mismo le hubiera dado al profesor que fueran 15 o 35 alumnos,
incluso más. El resultado hubiera sido exactamente el mismo: la clase habría
empezado en el momento en que el profesor entraba por la puerta. A eso me
refiero fundamentalmente con lo de RESPETO AL PROFESOR y DISCIPLINA.
Por otro lado, la cantidad de población
estudiantil no aumenta en España, más bien al contrario, salvo que analicemos
poblaciones específicas. O sea, que teóricamente la ratio todavía bajará más en
los próximos años. Puede ser ésta una de
las razones que esgrime la Administración, no sólo madrileña, pues se comprueba
que la problemática de la reducción de puestos de trabajo del profesorado
interino es compartida en mayor o menor medida en todas las autonomías, aunque
aquí probablemente lideremos ese proceso.
CONCLUSIONES
Los sistemas educativos de los países
que lideran la clasificación de la OCDE en los informes PISA (Finlandia, Corea
del Sur, etc.), tienen todos ellos en la disciplina y en el respeto al profesor
(por cierto que muy bien valorado en sus respectivas sociedades) dos variables
que les distancian del nuestro en la aplicación.
Cualquier inversión en educación será
bien recibida por sus receptores, pero tampoco es el factor clave en los
resultados que obtienen nuestros alumnos en PISA. Prueba de ello es que aunque
la inversión en educación que hace el Gobierno sigue siendo inferior a la media
europea respecto de los respectivos PIB, ha ido aumentando año tras año (con
alguna excepción aislada y puede que justificada en cierta manera), y sin
embargo los resultados en los informes PISA no han mejorado.
Con seguridad, la inversión contribuye
a la mejora de resultados, al igual que una baja ratio de alumnos por aula,
pero ninguno de estos dos factores son decisivos. Ni siquiera combinados a la
vez. Habría que tomarlos como un complemento deseable, pero sin desviar la
atención sobre los problemas enquistados de nuestro sistema, que son los que
verdaderamente le impiden evolucionar hacia la media europea.
Los docentes en España somos los
grandes damnificados, junto con los propios estudiantes, de un sistema
educativo que acaba siempre impuesto y sin consenso entre los partidos
políticos, especialmente entre los dos grandes. Esta falta de estabilidad
provoca que los planes de estudios no se ajusten necesariamente a la realidad,
sino que giran en torno a las directrices políticas del partido de turno en el
poder, perdiendo la oportunidad de consolidar un sistema aceptado ampliamente y
respaldado por la mayoría de la sociedad, independientemente de quien gobierne.
Como he comentado, las dos variables de
respeto y disciplina son para mí las más importantes y diferenciadoras de
nuestro sistema respecto de los de Finlandia o Corea del Sur. Hablar de respeto
al profesor es hablar también de dignificación del puesto de trabajo, de
carrera profesional, de imagen ante la sociedad. No sólo es cuestión de que el
alumno vea al profesor con respeto, aunque eso no está reñido con la
proximidad, sino de que sea la sociedad en su conjunto la que destaque,
aprecie, valore y no olvide la labor imprescindible que realizan los docentes
con los incipientes ciudadanos de la sociedad, motor de ella misma, pero
también con aquéllos que llegan al término de su vida profesional, o con los
inquietos y emprendedores que hacen del aprendizaje su bandera a lo largo de
toda la vida.
No es simplemente una cuestión de
inversión o de más o menos ratio, es una cuestión de creérselo, de querer
construir un país mejor para nuestros hijos, de que elevemos la vista por
encima de la arboleda y oteemos el horizonte, punto siempre de encuentro de los
razonables y constructivos, nunca de los radicales, extremistas e inquisidores.
Hay que sentarse y hay que negociar.
Hay que buscar una solución a todo el desastre que estamos acumulando de tantos
años de desprestigio y de proxenetismo del sistema educativo español. Sensatez,
razón y mirada al futuro serán los ideales que nos devuelvan a la claridad.
Otros caminos nos han llevado a parajes ensombrecidos en los que resulta
difícil entrever la salida. Por favor, que alguien encienda la luz.
REFERENCIAS
EUROSTAT
(2013). Ratio de alumnos por aula en
Europa, incluyendo EEUU y Japón. Visto el 30/03/2013 en http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/product_details/publication?p_product_code=CH_04_2012_XLS
PISA
(2009). Programa para la Evaluación
Internacional de los Alumnos. Visto el 30/03/2013 en http://www.mecd.gob.es/dctm/ievaluacion/internacional/informe-espanol-pisa-era-2009.3.pdf?documentId=0901e72b80d5a81e
Caballero, en Finlandia superando los 13 alumnos se cuenta con un profesor auxiliar . Tienen aulas especificas para alumnos con problemas de aprendizaje con ratio aun menor. Aqui todos estan mezclados en clases de mas de 20, incluidos alumnos conflictivos que debemos ser los lideres, sobre todo en secundaria. Conclusion, la ratio , al menos en España , si es un problema . Le felicito no obstante , si usted esta en uno de esos escasos centros sin apenas problemas de convivencia.
ResponderEliminarCaballero, en Finlandia superando los 13 alumnos se cuenta con un profesor auxiliar . Tienen aulas especificas para alumnos con problemas de aprendizaje con ratio aun menor. Aqui todos estan mezclados en clases de mas de 20, incluidos alumnos conflictivos que debemos ser los lideres, sobre todo en secundaria. Conclusion, la ratio , al menos en España , si es un problema . Le felicito no obstante , si usted esta en uno de esos escasos centros sin apenas problemas de convivencia.
ResponderEliminarDe 2009 a 2015 han cambiado bastante las cosas, entre otras el Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo ha permitido incrementar en un 20% el ratio de alumnos. Mis hijas (de 4 y 3 años) comparten su aula con una profesora y 28 alumnos más (total 29 por profesor, COmunidad Valenciana). Me da que en Finlandia no se permite una situación así. La estadística es muy sufrida, ¿a cuánto está la desviación de la media en España y en Finlandia?. El ratio sí es un problema. Y analizar datos de 2009 en 2015 con los recortes sufridos es cuanto menos aventurado. En fin, me temo que este tema merece un análisis muy profundo, no se puede llegar a una conclusión como que el ratio no es el problema lo es la disciplina.
ResponderEliminarYo personalmente creó que sí es un problema. Imparto clase de bachillerato con 33 alumnos y ciclos de informática con 30 alumnos. No veo por ningún sitio aulas con 15 alumnos.
ResponderEliminarYo personalmente creó que sí es un problema. Imparto clase de bachillerato con 33 alumnos y ciclos de informática con 30 alumnos. No veo por ningún sitio aulas con 15 alumnos.
ResponderEliminarNo se quien ha hecho esa estadística, pero es totalmente falsa. Tengo dos hijos, dependiendo de los años el ratio en las aulas está entre 26 y hasta 30. Y en el resto de colegios de ciudades es igual.
ResponderEliminarNo se quien ha hecho esa estadística, pero es totalmente falsa. Tengo dos hijos, dependiendo de los años el ratio en las aulas está entre 26 y hasta 30. Y en el resto de colegios de ciudades es igual.
ResponderEliminarMira en su día estudiamos 40 alumnos en Instituto publicó por clase y casi todos hicimos carrera y mayoria estamos trabajando según reunión de antiguos alumnos, así q si nóminas de personal son el 80% de presupuesto de educación es decir antes ratio 1/40 y ahora 1/25 lo veo claro donde sobra personal que sale muy caro (por supuesto que educación personalizada mejor solo q prefiero invertir en Sanidad).
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