INTRODUCCIÓN
Decía
Baudrillard que lo que ha estado en juego
desde siempre ha sido el poder mortífero de las imágenes, asesinas de lo real,
asesinas de su propio modelo, del mismo modo que los iconos de Bizancio podían
serlo de la identidad divina.
En su creencia de que todo a nuestro
alrededor responde a una simulación orquestada por la deformación del
pensamiento racional colectivo y adaptado a nuestros días, aseguraba que todo
era un simulacro en el que los ciudadanos desempeñamos el papel que nos
auto-asignamos en la farsa de nuestra existencia, cual zombies, asumiendo con
naturalidad el protagonismo de una realidad retorcida infinitas veces hasta
hacerla coincidir con nuestra convicción temporal del bien y del mal.
No soy un fanático de sus teorías, aunque
siento simpatía por ellas; incluso algunas de mis convicciones convergen en una
lejanía cercana con ellas, mientras que otras no hacen más que aplaudir su
visión precoz de la sociedad moderna.
LA WIKIPEDIA
He defendido en varias ocasiones la
fiabilidad de las consultas en esta enciclopedia virtual, todavía no aceptada
como fuente rigurosa por muchas instituciones educativas, tal vez por su
gratuidad, facilidad de uso o inmediatez. La Wikipedia tiene un soporte
internacional que está fuera de dudas y la participación de los usuarios para
engrandecerla está abierta siempre. Esa es la ventaja y el problema al mismo
tiempo. Es una ventaja porque todos podemos contribuir en su concreción y
objetividad, lo que incluye también a las empresas, cada vez más interesadas en
que su “reputación” online sea inmaculada, pues son conscientes de que Internet
se ha convertido en la mayor fuente de captación de clientes potenciales de sus
productos, así como en el mejor escaparate para promocionarlos e incluso
venderlos directamente por ese medio.
El problema que coexiste con ello es
que las empresas, especialmente las grandes, han creado departamentos
específicos para controlar lo que de ellas se dice en la Red, empezando por las
redes sociales y finalizando en la Wikipedia. Tal es la importancia de la
publicidad en línea a estas alturas.
Esos departamentos ad hoc no se conforman con un control visual, sino que tienen
instrucciones para actuar en caso necesario. Así ocurre con cerca de 15 grandes
empresas españolas (bancos incluidos) que cotizan en el IBEX35, según se puede
leer en la prensa de hace 3 meses (Expansión, 9 de febrero de 2013).
Nos cuenta el periodista Roberto Casado
que muchas de las grandes empresas españolas se dedican
sistemáticamente a editar sus perfiles y los de sus principales ejecutivos en
la popular enciclopedia online. En los casos citados, por ejemplo, trabajadores
de las compañías afectadas o sus asesores de comunicación externos borraron la
información que habían introducido los usuarios, al entender que perjudicaba su
imagen corporativa.
Otros ejemplos de
intervención de las empresas son los de Santander, que ha editado la
información sobre las causas judiciales de sus principales ejecutivos, y
Repsol, cuya agencia de comunicación ha modificado las referencias a la
nacionalización de YPF.
Dentro de las firmas del
Ibex 35, es posible detectar la actividad en Wikipedia de empleados y
consultores de Abengoa, Acerinox, Banco Sabadell, Banco Santander, Bankinter,
BBVA, Bolsas y Mercados Españoles, FCC, Ferrovial, Gas Natural Fenosa,
Iberdrola, La Caixa, Mapfre, OHL, Red Eléctrica, Repsol y Sacyr Vallehermoso.
Si hasta la principal y
mayor fuente de consulta de menores y mayores, de estudiantes y profesionales,
resulta manipulada a voluntad de los más poderosos, ¿no estamos, al fin y al
cabo, ante un simulacro?
REFERENCIAS
BAUDRILLARD,
J. (1978). Cultura y simulacro. Traducido por Pedro Rovira.
Editorial Kairós. Barcelona. Visto el 6/05/2013 en http://hauntedhouse.comoj.com/archivos/baudrillard-jean-cultura-y-simulacro.pdf
EXPANSIÓN.COM (9 de febrero
de 2013). Así manipulan su historia en Wikipedia las empresas españolas. Recuperado
mayo 7, 2013, de http://www.expansion.com/2013/02/10/empresas/1360532944.html
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