sábado, 27 de enero de 2018

LA COMUNICACIÓN CON ALUMNOS DE EDUCACIÓN ESPECIAL

INTRODUCCIÓN
La comunicación es tan antigua como el hombre. Nace en el momento en el que dos seres buscan relacionarse, lo cuál no es una característica exclusiva de los humanos, sino también del resto de seres vivos que necesitan reproducirse.
El habla no es la única forma de comunicarse, aunque solemos relacionar inmediatamente la palabra comunicar con una imagen de dos personas hablando o de solo una dirigiéndose a un público oyente. La comunicación más antigua entre dos seres humanos fue, probablemente, realizada a través de los gestos, la mímica y una serie de sonidos guturales que, con el tiempo, dieron paso a una lengua hablada e inteligible por toda la comunidad a la que pertenecían estos primeros hombres primitivos.
Son los signos y los gestos los sucedáneos de una comunicación con otros si nos privan del habla, dado que constituyen la forma más rudimentaria, pero eficaz, de transmitir una información a otra persona. El hecho de que deseemos transmitir una información implica necesariamente que esperamos que nuestro interlocutor nos entienda (RAE). Para ello utilizamos todo tipo de recursos, incluido el de la escritura, que es otra forma de comunicar, asegurando la perdurabilidad de esa información.
El hecho de escribir conlleva esa querencia de que otros nos entiendan. Escribimos para que nos lean y conozcan lo que decimos, pues de otro modo no tendría sentido escribir si no existe la esperanza de que en algún momento alguien pueda leer esa información y entienda los pensamientos que hemos plasmado en un manuscrito o en un archivo.
Comunicarse es algo inherente e intrínseco al ser humano. Precisamente, el desarrollo de la comunicación es lo que le ha permitido compartir entre sí ideas de una forma rápida, sin esperar a que la evolución de la naturaleza adapte, tras el transcurrir de muchas generaciones, a los miembros de un clan a las circunstancias físicas específicas de una zona o de un tiempo. El hombre ha sido capaz de cambiar su destino en el momento en que ha unido sus fuerzas y ha colaborado en conjunto. Y eso ha sucedido cuando la comunicación ha evolucionado y se ha convertido en un tren expreso hacia el progreso.
Como en cualquier profesión, los expertos de una especialidad suelen preocuparse por todo el circuito que recorre la materia prima, de principio a fin, hasta obtener al final del proceso un producto de la máxima calidad en el que han volcado todo su saber y buen hacer. Lo mismo ocurre con los docentes, profesión muy cuestionada en los últimos años, pero que ha sido el pilar sobre el que se ha edificado cualquier sociedad, antigua o moderna.




LA COMUNICACIÓN NO VERBAL (CNV)
Básicamente se trata de procesos inconscientes (Rulicki y Cherny, 2012), pues desde que nacemos hasta que cumplimos los dos años de edad de promedio, nuestra forma de comunicar con los adultos obedece a un lenguaje corporal básico compuesto de gestos, muecas, movimientos del cuerpo, gritos y lloros. Y sin embargo, ¡nos hacemos entender!

Pero la comunicación no verbal es mucho más amplia. De hecho, la comunicación verbal basada en la palabra solo está cifrada en un 7% de transmisión de la información por cuanto el receptor interpreta. Por el contrario, la comunicación no verbal vocal, es decir, el tono y potencia de voz que utilizamos al enviar nuestro mensaje al interlocutor, alcanza el 38% de lo que realmente interpreta. Pero ambas opciones juntas se quedan en clara inferioridad si las comparamos con la comunicación no verbal gestual, que llega hasta el 55% de la interpretación,  según la “Regla del 7-38-55” (Mehrabian, 2009).

No es tan importante lo que decimos en comparación con el cómo lo decimos. El gráfico de la Fig. 1 ilustra perfectamente cómo se distribuye en porcentajes la interpretación del mensaje que emitimos. Queda claro y demostrado que nuestra actitud y nuestros gestos al comunicar serán la primera referencia en la que se fijará nuestro interlocutor, por lo que en el descifrado del mensaje que le hemos enviado pesará mucho más el cómo se lo hemos contado que lo que le hemos contado. Así se explican muchos de los problemas que surgen en la interpretación de las conversaciones, estando las mismas personas presentes en ellas.

ALUMNOS DE EDUCACIÓN ESPECIAL
Dentro de la tipología de los alumnos que cabe circunscribir en esta modalidad, nos encontramos con una lista bien larga, por lo que en este artículo tan solo se propone una visión muy general sobre estos casos.
En los niveles de Infantil y de Primaria se presenta la práctica totalidad de la casuística que se puede dar con estos alumnos. Lamentablemente, en Secundaria la mayoría de ellos ya no están presentes, pero no porque hayan dejado a tras su hándicap sino porque no ha sido posible integrarles con normalidad en un centro de Secundaria, dado que su particularidad no es compatible ni siquiera con la mejor inclusión y buena voluntad de la Administración y del profesorado.

Una rápida y generalista clasificación de las Necesidades Especiales podría ser la siguiente:

Si analizamos la Fig. 2 comprenderemos que para estos alumnos de Educación Especial también será necesaria una comunicación algo especial, dado que en la mayoría de casos, si en condiciones normales de comunicación cabe aplicar la “Regla del 7-38-55” a efectos prácticos, qué no será ya con este tipo de alumnos que, o bien estarán más pendientes de los gestos y tonos del profesor que de lo que realmente les está diciendo,  o bien le observarán de arriba abajo y medirán todo cuanto dice y cómo lo dice para sacarle punta a cualquier error, como sería el caso de los alumnos de altas capacidades.

LA COMUNICACIÓN CON ALUMNOS DE EDUCACIÓN ESPECIAL
En este apartado se nos abre un mundo de posibilidades. En el caso de las necesidades especiales físicas, los alumnos con este tipo particularidades encontrarán, además de las barreras de las otras dos categorías, otras evidentes en cuanto a la falta de preparación de los centros para poderles atender. Por un lado nos encontramos con que la Ley de Educación es clara en cuanto a la gratuidad de la enseñanza en los niveles de escolarización obligatoria, pero por otro solo unos pocos centros son seleccionados por la Administración para dotarlos con lo necesario para atender a alumnos con necesidades especiales físicas, ya que estas dotaciones suelen representar un presupuesto muy elevado entre recursos materiales y humanos.
Gracias a la tecnología ha sido posible abaratar los costes materiales en gran medida y, en consecuencia, determinados alumnos con necesidades sensoriales y/o motóricas se han podido integrar en centros no específicos o especializados en este tipo de alumnos. En algún caso, también han posibilitado que enfermos crónicos hayan podido vivir su singularidad de una forma más integrada con el resto de alumnos en centros no específicos.
La comunicación se ha visto favorecida con el uso de la tecnología, ya que ha hecho posible que determinadas barreras físicas se superen por mediación de dispositivos electrónicos, por lo que las condiciones para la comunicación han pasado a ser óptimas con este tipo de alumnos. Imaginemos un estudiante con problemas auditivos al que se le ha enseñado la lengua de signos para que se pueda relacionar. De pronto le colocan un aparato auditivo en ambos oídos que le permite escuchar un nuevo mundo con una normalidad aceptable, aunque algo distorsionada. A partir de ese momento percibirá una realidad bien diferente de ese mundo que le rodea. Los canales de comunicación con el alumno se verán ampliados para mejor y la comunicación en sí misma mejorará muchos enteros en cuanto a eficiencia. De igual forma, le permitirá relacionarse con todos sus compañeros, que hasta ese momento eran indiferentes a la situación. Así, se convertirá en uno más del grupo gracias la tecnología.
El alumno con problemas motóricos podrá integrarse si se le dota de algún dispositivo que le permita una movilidad aceptable, lo más similar a la autonomía dentro del centro de casi cualquier alumno. Esto, hoy en día, ya es una realidad y se pueden ver alumnos en silla de ruedas integrados en muchas aulas, tanto universitarias como no universitarias, a pesar de que físicamente no están preparadas para ello. Son los docentes los que se encargan de formarse para crear las condiciones adecuadas cuando se encuentran con alumnos de este tipo en sus clases. Una vez más, la tecnología posibilita la integración real de estos alumnos y mejora, en consecuencia, su comunicación con el profesorado y el resto de sus compañeros.

COMUNICACIÓN CON ALUMNOS DE SINGULARIDAD PSÍQUICA
Numerosos estudios científicos recientes avalan que el proceso de enseñanza-aprendizaje se potencia cuando se utilizan aplicaciones tecnológicas avanzadas (Esteve, 2016; García-Valcárcel, 2007; Mon y Cervet, 2011; etc.), como las que podemos encontrar a cientos en la Web de forma gratuita y también de pago.
Los docentes actuales estamos utilizando estas aplicaciones cada día más porque vemos que el alumno se centra en la visión de imágenes y vídeos que muestran de forma práctica la materia que estamos explicando en clase. Por lo tanto, su mente es mucho más receptiva cuando comprueba la utilidad de aquello que se le pretende enseñar, especialmente porque lo relaciona con su vida cotidiana y comprende en qué momentos le va a servir la adquisición de esos conocimientos.
En el caso de los estudiantes que presentan alguna dificultad psíquica, ¿no parece evidente que si el uso de medios tecnológicos produce un avance en el aprendizaje de los alumnos de educación convencional, también lo producirá en los de Educación Especial?
He comprobado emocionado en más de un caso cómo un alumno con trastorno del espectro autista (TEA) se abre al mundo cuando acaricia un pequeño dinosaurio robotizado que gime y mueve sus patitas cada vez que lo acaricia. Lo mismo he podido comprobar cuando se ha aplicado la metodología de “Perros y Letras” con estos alumnos: se les ha enseñado a leer y a escribir desde la motivación emocional que representa la confianza de estar junto a otro ser, más grande y fuerte, que responde a las caricias y a la voz del niño con TEA. He visto alumnos invidentes integrados en una clase normal utilizando textos escritos en Braille para seguir, como los demás, la asignatura. En otras ocasiones he asistido a procesos en los que los alumnos más rebeldes han ido abandonando poco a poco su desdén, al disponer de un ordenador o una tablet, lo que les ha hecho sentirse autónomos en su uso y seguimiento de las actividades cuidadosamente preparadas por el profesor y adaptadas a cada caso en particular.
Lo mismo se puede decir del uso de los móviles que traen nuestros alumnos a clase. Muchos de ellos son más potentes que los ordenadores que manejan en clase, siendo además difícil que haya un ordenador por alumno. ¿Por qué no usar sus propios móviles en beneficio de ellos mismos? Ya hay también bastantes experiencias sobre el tema, mostrando unos resultados más que positivos. El alumno en estos casos tiene toda la confianza de trabajar con un dispositivo que es suyo y que solo lo toca él, por lo que lo cuida, protege y se lo lleva a casa, de manera que puede seguir las actividades programadas con la misma herramienta. Es cuestión de hacer un cambio de mentalidad en toda la comunidad educativa: profesores, padres y alumnos. Y así, colaborar con el único objetivo de beneficiar a los propios estudiantes.

COMUNICAR CON LOS ALUMNOS EN EL SIGLO XXI
El docente ya no puede ser ajeno al uso de la tecnología en el aula. Por otro lado, los avances en la consecución de objetivos de aprendizaje cuando se usa la tecnología están ya suficientemente contrastados para todo tipo de alumnos, también los de Educación Especial, de manera que el único camino a seguir en la mejora de la comunicación con los alumnos es la formación del profesorado en todas las técnicas y recursos modernos tecnológicos que van apareciendo.

REFERENCIAS
ESTEVE, F. (2016). Bolonia y las TIC: de la docencia 1.0 al aprendizaje 2.0. La cuestión universitaria, (5), 58-67.
GARCÍA-VALCÁRCEL, A. (2007). Herramientas tecnológicas para mejorar la docencia universitaria. Una reflexión desde la experiencia y la investigación. RIED. Revista iberoamericana de educación a distancia10(2).
MEHRABIAN, Albert (2009). “Silent  Messages". A  Wealth  of  Information About Nonverbal Communication (Body Language). Revista Personality & Emotion Tests & Software. Psychological Books & Articles of Popular Interest. Los Ángeles.
MON, F. M. E.; y CERVET, M. G. (2011). El nuevo paradigma de aprendizaje y nuevas tecnologías. REDU. Revista de Docencia Universitaria9(3), 55-73.
RAE (s.f.). Búsqueda por palabras: comunicar. Web “Diccionario de la Lengua Española”. Visto el 4/01/2018 en http://dle.rae.es/?id=A5G2vNP

RULICKI, S.; y CHERNY, M. (2012). CNV comunicación no-verbal: cómo la inteligencia emocional se expresa a tráves de los gestos. Ediciones Granica SA.

2 comentarios:

  1. Me parece genial hablar de comunicación con discentes de educación especial, pues ellos son tan habidos de socialización con los alumnos en escuela regular... y responden igual de bien a los estímulos comunicativos como ellos. lo único malo es que el docente debe formarse en contenidos 3.0 (TIC y RRSS) para hacer de los contenidos una recurso ideal y acorde a lo que se pretenda enseñar o influenciar con el uso de nuevas formas de comunicación en entornos que antes eran impensables en el ámbito escolar.

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  2. En lo particular creo que la comunicación en la nueva era va a estar plagada de mucha singularidad tecnológica, esto debido a que se esta observando como app y bot que se apoderan de muchos de los recursos que usamos e interactuan con nosotros de manera casi que natural. ¿A donde nos lleva esto? pues a tener que favorecer mejores condiciones comunicativa entre los humanos.

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