INTRODUCCIÓN
La comunicación es tan antigua como el
hombre. Nace en el momento en el que dos seres buscan relacionarse, lo cuál no
es una característica exclusiva de los humanos, sino también del resto de seres
vivos que necesitan reproducirse.
El habla no es la
única forma de comunicarse, aunque solemos relacionar inmediatamente la palabra
comunicar con una imagen de dos personas hablando o de solo una dirigiéndose a
un público oyente. La comunicación más antigua entre dos seres humanos fue,
probablemente, realizada a través de los gestos, la mímica y una serie de
sonidos guturales que, con el tiempo, dieron paso a una lengua hablada e inteligible
por toda la comunidad a la que pertenecían estos primeros hombres primitivos.
Son los signos y
los gestos los sucedáneos de una comunicación con otros si nos privan del
habla, dado que constituyen la forma más rudimentaria, pero eficaz, de
transmitir una información a otra persona. El hecho de que deseemos transmitir
una información implica necesariamente que esperamos que nuestro interlocutor
nos entienda (RAE). Para ello utilizamos todo tipo de recursos, incluido el de
la escritura, que es otra forma de comunicar, asegurando la perdurabilidad de
esa información.
El hecho de
escribir conlleva esa querencia de que otros nos entiendan. Escribimos para que
nos lean y conozcan lo que decimos, pues de otro modo no tendría sentido
escribir si no existe la esperanza de que en algún momento alguien pueda leer
esa información y entienda los pensamientos que hemos plasmado en un manuscrito
o en un archivo.
Comunicarse es
algo inherente e intrínseco al ser humano. Precisamente, el desarrollo de la
comunicación es lo que le ha permitido compartir entre sí ideas de una forma
rápida, sin esperar a que la evolución de la naturaleza adapte, tras el
transcurrir de muchas generaciones, a los miembros de un clan a las
circunstancias físicas específicas de una zona o de un tiempo. El hombre ha
sido capaz de cambiar su destino en el momento en que ha unido sus fuerzas y ha
colaborado en conjunto. Y eso ha sucedido cuando la comunicación ha
evolucionado y se ha convertido en un tren expreso hacia el progreso.
Como en cualquier
profesión, los expertos de una especialidad suelen preocuparse por todo el
circuito que recorre la materia prima, de principio a fin, hasta obtener al
final del proceso un producto de la máxima calidad en el que han volcado todo
su saber y buen hacer. Lo mismo ocurre con los docentes, profesión muy
cuestionada en los últimos años, pero que ha sido el pilar sobre el que se ha
edificado cualquier sociedad, antigua o moderna.
LA COMUNICACIÓN NO VERBAL
(CNV)
Básicamente se trata de procesos
inconscientes (Rulicki y Cherny, 2012), pues desde que nacemos hasta
que cumplimos los dos años de edad de promedio, nuestra forma de comunicar con
los adultos obedece a un lenguaje corporal básico compuesto de gestos, muecas,
movimientos del cuerpo, gritos y lloros. Y sin embargo, ¡nos hacemos entender!
Pero la
comunicación no verbal es mucho más amplia. De hecho, la comunicación verbal basada
en la palabra solo está cifrada en un 7% de transmisión de la información por
cuanto el receptor interpreta. Por el contrario, la comunicación no verbal
vocal, es decir, el tono y potencia de voz que utilizamos al enviar nuestro
mensaje al interlocutor, alcanza el 38% de lo que realmente interpreta. Pero
ambas opciones juntas se quedan en clara inferioridad si las comparamos con la
comunicación no verbal gestual, que llega hasta el 55% de la interpretación, según la “Regla del 7-38-55” (Mehrabian,
2009).
No es tan
importante lo que decimos en comparación con el cómo lo decimos. El gráfico de
la Fig. 1 ilustra perfectamente cómo se distribuye en porcentajes la
interpretación del mensaje que emitimos. Queda claro y demostrado que nuestra
actitud y nuestros gestos al comunicar serán la primera referencia en la que se
fijará nuestro interlocutor, por lo que en el descifrado del mensaje que le
hemos enviado pesará mucho más el cómo se lo hemos contado que lo que le hemos
contado. Así se explican muchos de los problemas que surgen en la
interpretación de las conversaciones, estando las mismas personas presentes en
ellas.
ALUMNOS DE EDUCACIÓN ESPECIAL
Dentro de la tipología de los alumnos que
cabe circunscribir en esta modalidad, nos encontramos con una lista bien larga,
por lo que en este artículo tan solo se propone una visión muy general sobre
estos casos.
En los niveles de
Infantil y de Primaria se presenta la práctica totalidad de la casuística que
se puede dar con estos alumnos. Lamentablemente, en Secundaria la mayoría de
ellos ya no están presentes, pero no porque hayan dejado a tras su hándicap
sino porque no ha sido posible integrarles con normalidad en un centro de
Secundaria, dado que su particularidad no es compatible ni siquiera con la
mejor inclusión y buena voluntad de la Administración y del profesorado.
Si
analizamos la Fig. 2 comprenderemos que para estos alumnos de Educación
Especial también será necesaria una comunicación algo especial, dado que en la
mayoría de casos, si en condiciones normales de comunicación cabe aplicar la “Regla
del 7-38-55” a efectos prácticos, qué no será ya con este tipo de alumnos que,
o bien estarán más pendientes de los gestos y tonos del profesor que de lo que
realmente les está diciendo, o bien le
observarán de arriba abajo y medirán todo cuanto dice y cómo lo dice para
sacarle punta a cualquier error, como sería el caso de los alumnos de altas
capacidades.
LA
COMUNICACIÓN CON ALUMNOS DE EDUCACIÓN ESPECIAL
En este apartado se nos
abre un mundo de posibilidades. En el caso de las necesidades especiales
físicas, los alumnos con este tipo particularidades encontrarán, además de las
barreras de las otras dos categorías, otras evidentes en cuanto a la falta de
preparación de los centros para poderles atender. Por un lado nos encontramos
con que la Ley de Educación es clara en cuanto a la gratuidad de la enseñanza
en los niveles de escolarización obligatoria, pero por otro solo unos pocos
centros son seleccionados por la Administración para dotarlos con lo necesario
para atender a alumnos con necesidades especiales físicas, ya que estas
dotaciones suelen representar un presupuesto muy elevado entre recursos
materiales y humanos.
Gracias a la tecnología ha
sido posible abaratar los costes materiales en gran medida y, en consecuencia,
determinados alumnos con necesidades sensoriales y/o motóricas se han podido
integrar en centros no específicos o especializados en este tipo de alumnos. En
algún caso, también han posibilitado que enfermos crónicos hayan podido vivir
su singularidad de una forma más integrada con el resto de alumnos en centros
no específicos.
La comunicación se ha visto
favorecida con el uso de la tecnología, ya que ha hecho posible que
determinadas barreras físicas se superen por mediación de dispositivos
electrónicos, por lo que las condiciones para la comunicación han pasado a ser
óptimas con este tipo de alumnos. Imaginemos un estudiante con problemas
auditivos al que se le ha enseñado la lengua de signos para que se pueda
relacionar. De pronto le colocan un aparato auditivo en ambos oídos que le
permite escuchar un nuevo mundo con una normalidad aceptable, aunque algo
distorsionada. A partir de ese momento percibirá una realidad bien diferente de
ese mundo que le rodea. Los canales de comunicación con el alumno se verán
ampliados para mejor y la comunicación en sí misma mejorará muchos enteros en
cuanto a eficiencia. De igual forma, le permitirá relacionarse con todos sus
compañeros, que hasta ese momento eran indiferentes a la situación. Así, se
convertirá en uno más del grupo gracias la tecnología.
El alumno con problemas
motóricos podrá integrarse si se le dota de algún dispositivo que le permita
una movilidad aceptable, lo más similar a la autonomía dentro del centro de
casi cualquier alumno. Esto, hoy en día, ya es una realidad y se pueden ver
alumnos en silla de ruedas integrados en muchas aulas, tanto universitarias
como no universitarias, a pesar de que físicamente no están preparadas para
ello. Son los docentes los que se encargan de formarse para crear las
condiciones adecuadas cuando se encuentran con alumnos de este tipo en sus
clases. Una vez más, la tecnología posibilita la integración real de estos
alumnos y mejora, en consecuencia, su comunicación con el profesorado y el
resto de sus compañeros.
COMUNICACIÓN CON ALUMNOS DE SINGULARIDAD PSÍQUICA
Numerosos estudios científicos recientes
avalan que el proceso de enseñanza-aprendizaje se potencia cuando se utilizan
aplicaciones tecnológicas avanzadas (Esteve, 2016; García-Valcárcel, 2007; Mon y Cervet, 2011; etc.), como las que podemos encontrar
a cientos en la Web de forma gratuita y también de pago.
Los docentes actuales
estamos utilizando estas aplicaciones cada día más porque vemos que el alumno
se centra en la visión de imágenes y vídeos que muestran de forma práctica la
materia que estamos explicando en clase. Por lo tanto, su mente es mucho más
receptiva cuando comprueba la utilidad de aquello que se le pretende enseñar,
especialmente porque lo relaciona con su vida cotidiana y comprende en qué
momentos le va a servir la adquisición de esos conocimientos.
En el caso de los
estudiantes que presentan alguna dificultad psíquica, ¿no parece evidente que
si el uso de medios tecnológicos produce un avance en el aprendizaje de los alumnos
de educación convencional, también lo producirá en los de Educación Especial?
He comprobado emocionado en
más de un caso cómo un alumno con trastorno del espectro autista (TEA) se abre
al mundo cuando acaricia un pequeño dinosaurio robotizado que gime y mueve sus
patitas cada vez que lo acaricia. Lo mismo he podido comprobar cuando se ha
aplicado la metodología de “Perros y Letras” con estos alumnos: se les ha
enseñado a leer y a escribir desde la motivación emocional que representa la
confianza de estar junto a otro ser, más grande y fuerte, que responde a las
caricias y a la voz del niño con TEA. He visto alumnos invidentes integrados en
una clase normal utilizando textos escritos en Braille para seguir, como los
demás, la asignatura. En otras ocasiones he asistido a procesos en los que los
alumnos más rebeldes han ido abandonando poco a poco su desdén, al disponer de
un ordenador o una tablet, lo que les
ha hecho sentirse autónomos en su uso y seguimiento de las actividades
cuidadosamente preparadas por el profesor y adaptadas a cada caso en particular.
Lo mismo se puede decir del
uso de los móviles que traen nuestros alumnos a clase. Muchos de ellos son más
potentes que los ordenadores que manejan en clase, siendo además difícil que
haya un ordenador por alumno. ¿Por qué no usar sus propios móviles en beneficio
de ellos mismos? Ya hay también bastantes experiencias sobre el tema, mostrando
unos resultados más que positivos. El alumno en estos casos tiene toda la
confianza de trabajar con un dispositivo que es suyo y que solo lo toca él, por
lo que lo cuida, protege y se lo lleva a casa, de manera que puede seguir las
actividades programadas con la misma herramienta. Es cuestión de hacer un
cambio de mentalidad en toda la comunidad educativa: profesores, padres y
alumnos. Y así, colaborar con el único objetivo de beneficiar a los propios
estudiantes.
COMUNICAR CON LOS ALUMNOS EN EL SIGLO XXI
El docente ya no puede ser
ajeno al uso de la tecnología en el aula. Por otro lado, los avances en la
consecución de objetivos de aprendizaje cuando se usa la tecnología están ya
suficientemente contrastados para todo tipo de alumnos, también los de
Educación Especial, de manera que el único camino a seguir en la mejora de la
comunicación con los alumnos es la formación del profesorado en todas las
técnicas y recursos modernos tecnológicos que van apareciendo.
REFERENCIAS
ESTEVE, F.
(2016). Bolonia y las TIC: de la docencia 1.0 al aprendizaje 2.0. La
cuestión universitaria, (5), 58-67.
GARCÍA-VALCÁRCEL,
A. (2007). Herramientas tecnológicas para mejorar la docencia universitaria.
Una reflexión desde la experiencia y la investigación. RIED. Revista
iberoamericana de educación a distancia, 10(2).
MEHRABIAN, Albert
(2009). “Silent
Messages". A Wealth of
Information About Nonverbal Communication (Body
Language). Revista Personality &
Emotion Tests & Software. Psychological Books & Articles of Popular
Interest. Los Ángeles.
MON, F. M. E.; y CERVET, M. G. (2011). El nuevo
paradigma de aprendizaje y nuevas tecnologías. REDU. Revista de
Docencia Universitaria, 9(3), 55-73.
RAE (s.f.). Búsqueda por
palabras: comunicar. Web “Diccionario de
la Lengua Española”. Visto el 4/01/2018 en http://dle.rae.es/?id=A5G2vNP
RULICKI, S.; y CHERNY, M.
(2012). CNV comunicación no-verbal: cómo la
inteligencia emocional se expresa a tráves de los gestos. Ediciones Granica SA.
Me parece genial hablar de comunicación con discentes de educación especial, pues ellos son tan habidos de socialización con los alumnos en escuela regular... y responden igual de bien a los estímulos comunicativos como ellos. lo único malo es que el docente debe formarse en contenidos 3.0 (TIC y RRSS) para hacer de los contenidos una recurso ideal y acorde a lo que se pretenda enseñar o influenciar con el uso de nuevas formas de comunicación en entornos que antes eran impensables en el ámbito escolar.
ResponderEliminarEn lo particular creo que la comunicación en la nueva era va a estar plagada de mucha singularidad tecnológica, esto debido a que se esta observando como app y bot que se apoderan de muchos de los recursos que usamos e interactuan con nosotros de manera casi que natural. ¿A donde nos lleva esto? pues a tener que favorecer mejores condiciones comunicativa entre los humanos.
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