martes, 23 de abril de 2013

RATIO DE ALUMNOS POR AULA EN LA UE


INTRODUCCIÓN

Los resultados de la educación en España presentan unas cifras por debajo de la media europea si se atiende a informes internacionales sobre el tema (PISA, 2009). Estos datos se fundamentan principalmente en la medición de la competencia lectora, matemática y de ciencias de los estudiantes, aunque en el último informe se ha añadido también la medición de una especie de competencia digital. En todas ellas quedamos posicionados en lugares que no se corresponden con nuestro potencial, y ésta es una historia que se repite desde el año 2000, fecha de publicación del primer informe.

Frecuentemente nos encontramos con opiniones variadas e incluso enfrentadas sobre las razones de este desaguisado en el que también nos vemos involucrados los docentes, nos guste o no. Para entender mejor alguna de estas razones, conviene repasar los datos objetivos que arrojan las estadísticas europeas:

En el siguiente apartado intentaré desmitificar uno de los comentarios más extendidos que acostumbro a escuchar  a mis compañeros de profesión cuando hablan de este tema: el número de alumnos por aula, es decir, la ratio.

No obstante, previamente quiero subrayar que si bien hay muchas opiniones que se manifiestan en contra de los criterios que se usan para evaluar las pruebas de los informes PISA, también hay que tener en cuenta que estos criterios son los mismos para todos los países participantes, de manera que, se mire por donde se mire, los resultados de nuestros alumnos quedan por debajo del simple y raspado aprobado, y también bastante por debajo de la posición que nos debería corresponder como país, en función de nuestro desarrollo y potencial económico.





MITO 3: La ratio de alumnos en la enseñanza no universitaria española es muy elevada, por lo que es difícil que los alumnos presten atención y las clases se vuelven incómodas.

La fuente de datos consultada ha sido EUROSTAT (Febrero de 2013).

El último informe PISA del que tenemos datos concretos es de 2009. La información recogida de Eurostat se ha publicado en 2013, pero se trata un análisis finalizado recientemente, si bien los datos que contempla abarcan hasta 2009, coincidiendo con la publicación oficial del último informe PISA.

En la Fig. 1 podemos observar que la ratio de alumnos en España no sólo es similar a la de Finlandia en Primaria y Secundaria, sino que es inferior netamente en Bachillerato. Se toma Finlandia en la comparación por ser considerado el suyo como uno de los mejores sistemas educativos a nivel mundial.

Igualmente, podemos señalar que:

    La ratio española ha descendido desde el año 2004 al 2009 en Primaria y Secundaria, y aumentado ligeramente en Bachillerato.
       En todos los casos se encuentra entre los 6 países con menor ratio de Europa, incluidos Estados Unidos y Japón.

En cualquier caso, estas estadísticas muestran unos resultados promedio. Seguramente, muchos profesores que imparten docencia en las comunidades con más población como Andalucía, Cataluña o Madrid se mostrarán extrañados por estos datos promedio. Probablemente en este curso escolar la ratio en sus aulas haya estado rozando los máximos permitidos por la Ley, pero aún así el promedio nacional español sigue reflejando esos resultados, que también son comparados con los promedios nacionales de los demás países, por lo que cabe suponer que se mantienen las proporciones y la fiabilidad de los datos mostrados.

MITO CAZADO

Ante la evidencia y contundencia de estos datos, parece concluyente que NO ES LA RATIO.

Es más, en mi opinión, las diferencias más trascendentales entre el sistema educativo finlandés y el español son el respeto al profesor y la disciplina. Incluso creo que podríamos presumir de que sobre el papel, nuestro sistema supera al de Finlandia, pero fallamos de forma catastrófica en su aplicación.

He visitado Finlandia y he tenido ocasión de recorrer en detalle centros de Primaria, de Secundaria y de EPA (Educación de Personas Adultas). Las dos variables a las que hago mención anteriormente constituyen el denominador común en todos ellos, y el anecdótico que nosotros tenemos. Me resultó curioso comprobar en varias ocasiones cómo se iniciaban las clases: el profesor entraba en el aula, decía buenos días y empezaba a explicar. Yo asistía atónito y no daba crédito a mis ojos: ¡la clase empezaba! ¡Y sin tener que mandar callar a nadie!

Volví convencido de que la ratio era lo de menos. Lo mismo le hubiera dado al profesor que fueran 15 o 35 alumnos, incluso más. El resultado hubiera sido exactamente el mismo: la clase habría empezado en el momento en que el profesor entraba por la puerta. A eso me refiero fundamentalmente con lo de RESPETO AL PROFESOR y DISCIPLINA.

Por otro lado, la cantidad de población estudiantil no aumenta en España, más bien al contrario, salvo que analicemos poblaciones específicas. O sea, que teóricamente la ratio todavía bajará más en los próximos años.  Puede ser ésta una de las razones que esgrime la Administración, no sólo madrileña, pues se comprueba que la problemática de la reducción de puestos de trabajo del profesorado interino es compartida en mayor o menor medida en todas las autonomías, aunque aquí probablemente lideremos ese proceso.


CONCLUSIONES

Los sistemas educativos de los países que lideran la clasificación de la OCDE en los informes PISA (Finlandia, Corea del Sur, etc.), tienen todos ellos en la disciplina y en el respeto al profesor (por cierto que muy bien valorado en sus respectivas sociedades) dos variables que les distancian del nuestro en la aplicación.

Cualquier inversión en educación será bien recibida por sus receptores, pero tampoco es el factor clave en los resultados que obtienen nuestros alumnos en PISA. Prueba de ello es que aunque la inversión en educación que hace el Gobierno sigue siendo inferior a la media europea respecto de los respectivos PIB, ha ido aumentando año tras año (con alguna excepción aislada y puede que justificada en cierta manera), y sin embargo los resultados en los informes PISA no han mejorado.

Con seguridad, la inversión contribuye a la mejora de resultados, al igual que una baja ratio de alumnos por aula, pero ninguno de estos dos factores son decisivos. Ni siquiera combinados a la vez. Habría que tomarlos como un complemento deseable, pero sin desviar la atención sobre los problemas enquistados de nuestro sistema, que son los que verdaderamente le impiden evolucionar hacia la media europea.

Los docentes en España somos los grandes damnificados, junto con los propios estudiantes, de un sistema educativo que acaba siempre impuesto y sin consenso entre los partidos políticos, especialmente entre los dos grandes. Esta falta de estabilidad provoca que los planes de estudios no se ajusten necesariamente a la realidad, sino que giran en torno a las directrices políticas del partido de turno en el poder, perdiendo la oportunidad de consolidar un sistema aceptado ampliamente y respaldado por la mayoría de la sociedad, independientemente de quien gobierne.

Como he comentado, las dos variables de respeto y disciplina son para mí las más importantes y diferenciadoras de nuestro sistema respecto de los de Finlandia o Corea del Sur. Hablar de respeto al profesor es hablar también de dignificación del puesto de trabajo, de carrera profesional, de imagen ante la sociedad. No sólo es cuestión de que el alumno vea al profesor con respeto, aunque eso no está reñido con la proximidad, sino de que sea la sociedad en su conjunto la que destaque, aprecie, valore y no olvide la labor imprescindible que realizan los docentes con los incipientes ciudadanos de la sociedad, motor de ella misma, pero también con aquéllos que llegan al término de su vida profesional, o con los inquietos y emprendedores que hacen del aprendizaje su bandera a lo largo de toda la vida.

No es simplemente una cuestión de inversión o de más o menos ratio, es una cuestión de creérselo, de querer construir un país mejor para nuestros hijos, de que elevemos la vista por encima de la arboleda y oteemos el horizonte, punto siempre de encuentro de los razonables y constructivos, nunca de los radicales, extremistas e inquisidores.

Hay que sentarse y hay que negociar. Hay que buscar una solución a todo el desastre que estamos acumulando de tantos años de desprestigio y de proxenetismo del sistema educativo español. Sensatez, razón y mirada al futuro serán los ideales que nos devuelvan a la claridad. Otros caminos nos han llevado a parajes ensombrecidos en los que resulta difícil entrever la salida. Por favor, que alguien encienda la luz.



REFERENCIAS

EUROSTAT (2013). Ratio de alumnos por aula en Europa, incluyendo EEUU y Japón. Visto el 30/03/2013 en  http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/product_details/publication?p_product_code=CH_04_2012_XLS

PISA (2009). Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos. Visto el 30/03/2013 en  http://www.mecd.gob.es/dctm/ievaluacion/internacional/informe-espanol-pisa-era-2009.3.pdf?documentId=0901e72b80d5a81e


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