domingo, 7 de febrero de 2016

DOCENTES INDOLENTES

INTRODUCCIÓN

La sociedad actual en los países más desarrollados se ha vuelto muy crítica con aquellas profesiones que están en contacto directo con el público. Puede que sea un efecto consecuencia de la democracia que impera en estas naciones, puesto que la opinión pública se ha convertido en la principal espada de Damocles que pende sobre la cabeza de los gobiernos de turno.

Amparadas en las democracias más estables genuinamente practicantes han surgido múltiples organismos de ámbito internacional que pretenden defender los derechos de los ciudadanos reivindicándolos donde corresponda y ante quien corresponda. Así, tenemos instituciones que luchan contra la corrupción a nivel internacional (http://transparencia.org.es/); por los derechos democráticos de la ciudadanía y por la justicia social (www.change.org); por una financiación no abusiva para desarrollar proyectos (http://goteo.org/); etc. Otras organizaciones han surgido como una referencia comparativa de economías o grado de desarrollo entre naciones precisamente para, al menos sobre el papel, eliminar a medio plazo los desequilibrios entre sociedades de países del mismo entorno. Por ejemplo la OCDE (http://www.oecd.org/).




Se da por supuesto que otras organizaciones internacionales que llevan siendo una referencia internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial también forman parte de este conjunto (ONU, UNESCO, OMS, etc.), pero la intención es la de destacar las primeras citadas, principalmente surgidas de iniciativas populares y sin tener necesariamente un aval o visto bueno de otros organismos o administraciones:

-          Naciones Unidas (http://www.un.org/es/index.html)
-          UNESCO (http://www.unesco.org/new/es)
-          OMS (http://www.who.int/es/)

En el caso español vemos como cada vez con más profusión y con mayor detalle los medios de comunicación se interesan por la prestación de servicios al ciudadano, bien sea desde una administración bien desde una gran superficie. Además, es una evolución que podemos constatar en otros países similares al nuestro en los que la ciudadanía reclama una calidad de servicios a sus administradores, cuando no hace demasiados años atrás aceptaba y asumía los dictados de su gobierno sin apenas inmutarse.

Sin duda alguna esta reacción ciudadana común en las sociedades más desarrolladas es una consecuencia de la estabilidad de sus democracias. Cabría incluso deducir la regla de que a mayor democracia, mayor exigencia de calidad de servicios por parte de la ciudadanía. Pero este comportamiento es especialmente contundente en aquellos aspectos en los que existe un contacto directo en la gestión o en el trato. Éste es el caso de los docentes, con mayor intensificación si se trata de enseñanzas no universitarias.


LA ENSEÑANZA COMO DEPORTE DE MASAS

En la enseñanza no universitaria nos encontramos con varios niveles, entre los cuáles destaca el de la enseñanza obligatoria, que comprende el periodo de más larga duración hasta la edad adolescente. Los estudiantes en esta etapa son menores de edad, de forma que, en general, los padres están muy encima de lo que hacen y dicen sus profesores. En este punto es en el que comienzan los roces y puede que sea uno de los factores que más contribuyen al deterioro de la imagen del profesor frente a la sociedad.

Este tipo de profesiones de cara al público llevan aparejado que todo el mundo opine sobre lo que se debe hacer y sobre cómo se debe hacer. Ocurre algo parecido a lo que pasa en el fútbol. Todo el mundo suele opinar sobre la estrategia que ha empleado el entrenador en el partido, tanto si el resultado ha sido positivo como negativo. Y la mayor parte de las opiniones suelen ser siempre críticas, como si cualquiera de nosotros lo pudiéramos hacer mejor o supiéramos sobre el tema tanto o más que el entrenador, a pesar de reconocer en la intimidad que nunca nos gustó el fútbol o que siempre preferimos quedarnos jugando al parchís a perseguir un balón de cuero para chutarlo a la portería contraria.

Así pues, la docencia es como el fútbol, todo el mundo opina, pretende tener soluciones y dicta con seguridad meridiana y sin que tiemble el pulso aquello que habría que hacer para que la enseñanza funcione bien de una vez por todas, aunque no se haya ejercido jamás como docente o ni siquiera se tengan unos estudios mínimos que permitieran cierta justificación a la hora de opinar. Por ello, el tipo de soluciones que más comúnmente se escuchan son las siguientes:

-          Reducir vacaciones a los profesores.
-          Bajarles el sueldo.
-          Despedirlos si los resultados (alumnos aprobados) no son suficientes.
-          Jornada laboral por la mañana y por la tarde.
-          Flexibilidad para impartir clase de lo que sea.
-          Evaluación selectiva constante y si no se supera: a la calle...

Y así un montón de simplezas que realmente han calado en la opinión pública.

A todo ello hay que sumar además opiniones de personas de gran reputación y con conocimiento del mundo docente, como puede ser José Antonio Marina, coautor del recientemente publicado y polémico "Libro blanco sobre la profesión docente". Es una opinión autorizada, tanto como la de miles de profesores en activo (y en pasivo) que pensarán de otra forma.

Por mi parte, evaluación . ¡Pero para todos! Iniciemos un auténtico proceso democrático de revisión de funciones, tareas, capacidades y salarios. Y elijamos de forma justa y objetiva a los evaluadores. Por cierto, ¿quién evaluaría a los profesores? ¿los inspectores? Parece razonable, siempre que ellos hayan sido evaluados previamente y hayan superado la evaluación que les determina competentes para evaluar al profesorado. ¡Y así todo el mundo!
¿Va a ser uno propuesto para cargo político, director general, asesor...? ¿no sabe inglés? Pues... se siente, ¡no es competente! ¡Empecemos la evaluación por los políticos y cargos públicos para elegir a los mejores!



NO ESTAMOS SOLOS

En España, aunque la enseñanza pública es mayoritaria, la privada y concertada ocupan un lugar muy destacado en cuanto a porcentaje, pudiendo establecerse a fecha de hoy en aproximadamente el 60% para la pública y el 40% para la privada y concertada.

Fundamentalmente, la opinión anterior está dirigida hacia el docente de la enseñanza pública, al que se le considera repleto de prebendas y de privilegios. No obstante, la sensación de sentirse en boca de todos es algo generalizado en el colectivo docente, venga de donde venga, e incluso allende nuestras fronteras, pues como podemos observar en el siguiente gráfico, también en otros muchos países existe una sensación parecida que, en definitiva, apunta a la falta de reconocimiento por la sociedad.


"I think that the teaching profession is valued in society"


Aunque el gráfico muestra la opinión de los docentes, resulta ilustrativo comprobar que la sensación de sentirse infravalorado por la sociedad es algo bastante común, no sólo en España.

OPCIONES

Las sociedades democráticas lo son tanto más cuanto más tienen en cuenta la opinión de sus ciudadanos. Opinar debe ser libre, pero al mismo tiempo tendría que ser una opinión fundamentada y argumentada que apunte a la consecución de una mejora. No es compatible hablar de la docencia como si de fútbol se tratara, y erigirse en árbitro del partido sin tener toda la información y la competencia necesaria para influir en uno de los problemas más delicados de la sociedad, ya que la enseñanza constituye la base sobre la que se edifica el futuro de una nación.
Pero la libertad, que empieza por la de expresión, no debería ser limitada por nada ni por nadie, salvo por la contención respetuosa hacia la libertad del prójimo. De otra manera, la Historia nos demuestra la tendencia natural que tenemos los humanos de adorar a cualquier becerro de oro a la que se nos pone a tiro. De esta manera sólo nos queda volver al principio y hacer que la enseñanza sea de calidad, estimulando sobretodo el espíritu crítico de los ciudadanos para que sean y se sientan libres tanto de acción como de pensamiento, pero para ello se hace imprescindible fomentar la capacidad de análisis de la información y del espíritu crítico para depurarla. Dos competencias sencillas de pronunciar pero difíciles de practicar por cuanto a los poderosos les interesan más los ciudadanos dóciles y confiados en las decisiones de sus dirigentes, muchas veces transmutados en amos que gustan del control de la población en sus gustos, intereses y pensamientos. Por ello la enseñanza acaba convertida habitualmente en moneda de cambio que a todos les gusta tener en sus bolsillos.

Y así nos va el pelo. Mientras tanto, todo el mundo opina, ¡como debe ser!

REFERENCIAS 

MARINA, José A.; PELLICER, C.; MANSO, J. (diciembre de 2015). Libro blanco sobre la profesión docente y su entorno escolar. Recuperado el 27/12/2015 de http://www.mecd.gob.es/mecd/gl/dms/mecd/destacados/libro-blanco/libro-blanco-profesion-docente.pdf

OECD (2014). Graph 7.3.  Teachers' view of the way society values the teaching profession: Percentage of lower secondary education teachers who "strongly disagree", "disagree", "agree" or "strongly agree" with the following statement: I think that the teaching profession is valued in society, in TALIS 2013 Results, OECD Publishing, Paris. DOI: http://dx.doi.org/10.1787/9789264196261-graph59-en Recuperado el 27/12/2015 de http://www.keepeek.com/Digital-Asset-Management/oecd/education/talis-2013-results/teachers-view-of-the-way-society-values-the-teaching-profession_9789264196261-graph59-en#page1




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