sábado, 11 de noviembre de 2017

EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

INTRODUCCIÓN

Los profesionales de la docencia suelen conceder gran importancia a conocer en una gran medida todo lo que afecta al proceso de aprendizaje de sus estudiantes, que empieza por el diseño de los contenidos de la materia en cuestión, de acuerdo con la múltiple y diversa normativa vigente, seguido del planteamiento de una estrategia comunicativa con los alumnos (que conllevará todo tipo de actividades, tareas y controles), y de una posterior evaluación que permita establecer el grado de adquisición de conocimientos o de competencias, según corresponda. Además, habrá que añadir algún proceso o protocolo de recuperación para lo estudiantes que no hayan conseguido alcanzar los objetivos. Básicamente, éste sería el proceso de enseñanza-aprendizaje más extendido, aunque mencionado muy superficialmente, que lleva a la práctica generalmente la mayoría de docentes.

Como en cualquier profesión, los expertos de una especialidad suelen preocuparse por todo el circuito que recorre la materia prima, de principio a fin, hasta obtener al final del proceso un producto de la máxima calidad en el que han volcado todo su saber y buen hacer. Lo mismo ocurre con los docentes, profesión muy cuestionada en los últimos años, pero que ha sido el pilar sobre el que se ha edificado cualquier sociedad, antigua o moderna.

Cuando se habla del proceso de enseñanza-aprendizaje es inevitable hablar de educación, pedagogía y de didáctica.

Las tres definiciones van de la mano, pero se trata de conceptos diferentes que han ido adquiriendo un significado más concreto en función del mayor conocimiento humano. Si bien la educación la podemos datar en las comunidades primitivas y es considerada como “la acción y efecto de educar en un sentido de instrucción por medio de la acción docente” (así la encontramos definida en la RAE en una de sus varias acepciones), el concepto de pedagogía es mucho más reciente, estimándose que nace a partir del siglo XVII en Francia, de la mano de los jesuitas. La pedagogía es la ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza (según la RAE), aunque existen otras tantas definiciones de las que, tal vez, la que más justicia y claridad le confiere es la que la define como “el arte de enseñar”.

La didáctica tiene unos orígenes que se remontan, como en el caso de la pedagogía, al siglo XVI-XVII, considerándose a Juan Amos Comenius como el primer pedagogo que acuña el término “didáctica”. Y esto lo hace con la publicación del libro “Didáctica Magna”, en el que plantea el proceso de aprendizaje que deben seguir los estudiantes para adquirir los conocimientos de la época en un determinado contexto.

Por lo tanto, la educación hace referencia, en un sentido global, a los conocimientos que va adquiriendo la persona desde su infancia en relación a la posición que ocupa en el contexto social en el que se encuentra. Aunque en gran parte de la sociedad, cuando se hace referencia a la falta de educación, uno de los primeros pensamientos que afloran entre la ciudadanía suele relacionarla con un comportamiento soez o grosero por parte de la persona aludida, pero en realidad su sentido es mucho más amplio y hace referencia a los valores sociales y también a la formación mínima establecida por esa sociedad y considerada como el estándar de conocimientos generales que debe adquirir cualquier persona para considerarse educada. Es decir, cuando se habla de educación no solo se hace referencia al comportamiento social y al respeto a unas normas de urbanidad o de saber estar con respeto a los demás, sino también a unas capacidades entendidas como mínimas e indispensables que debe tener cualquier persona que forme parte de esa sociedad (leer, escribir, hablar correctamente, etc.). Sin embargo, existe un especie de solapamiento o invasión material del campo de significado que delimita el contexto de uso de cada uno de estos vocablos, lo que provoca que frecuentemente utilicemos de forma inadecuada los términos educación, pedagogía o  didáctica.

La didáctica, siendo un término que hace referencia al proceso de enseñanza-aprendizaje, no es más que una rama más de la pedagogía, encargándose la primera de buscar métodos y técnicas para mejorar la enseñanza. Esa es una de las razones por la que en esta disciplina encontraremos definiciones de pautas para que el aprendizaje de los estudiantes sea significativo, o bien para que los conocimientos los asimilen de una forma más eficaz (Pérez  y Gardey, 2008).


PEDAGOGÍA

Existen varias definiciones de pedagogía. Algunas de ellas afirman que pedagogía es:
       El arte de educar.
       El conocimiento teórico-práctico acumulado a lo largo de la Historia de la educación.
       El porqué y el para qué de la educación.
       La respuesta científica a la pregunta “¿cómo educar?”


DIDÁCTICA

Entonces, por simple paralelismo con la pedagogía, didáctica es:
       El arte de enseñar.
       La ciencia que estudia las prácticas de enseñanza (junto con otras disciplinas pedagógicas).
       El porqué y el para qué de la enseñanza.
       La respuesta científica a la pregunta “¿cómo enseñar?”


¿CÓMO APRENDEMOS?

Es conocido que la huella dactilar identifica a un individuo único en el mundo. Cada persona tiene su propio distintivo, que es diferente del de los demás aunque guarde muchas similitudes con otros. De igual forma, no hay dos cerebros iguales, si bien encontraremos muchas similitudes físicas entre dos cerebros equiparables, y otras tantas en la forma en que procesan la información y emiten una señal, también muy parecida pero diferente. Ese tipo de señales suelen traducirse en un impulso nervioso aplicado a una zona determinada de nuestro cuerpo, provocando la acción y el consecuente movimiento de un músculo.

Conocer el funcionamiento del cerebro humano es imprescindible para que el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje contemple estrategias especialmente diseñadas teniendo en cuenta la forma en que el cerebro va a asimilar determinados conocimientos. Es más, la ley de Educación abre la puerta al aprendizaje personalizado y su universalización como grandes retos de la transformación educativa, que está íntimamente relacionada con el uso intensivo de las tecnologías (LOMCE, 2013:97864). Por lo tanto, el camino queda expedito para que los docentes  diseñen estrategias de aprendizaje que contemplen la individualidad del estudiante, dado que se parte de la base de que no hay dos estudiantes iguales y de que la forma de aprender es distinta para cada alumno (Cazau, 2008). De ahí que se hable de ritmos y de estilos de aprendizaje, creando varios grandes grupos y ubicando a los estudiantes en ellos según como hayan desarrollado su forma de asimilar los conocimientos.

Según la teoría neurolingüística, o programación neurolingüística (PNL), las personas quedan clasificadas según el siguiente esquema, atendiendo a su estilo de aprendizaje:

1.       Cognitivos. Se basan mucho en lo que perciben sus sentidos.
1.1.     Visual: pensamiento espacial. Recuerda lo que ve.
1.2.     Auditivo: pensamiento verbal. Recuerda lo que oye. Se les facilita aprender en conferencias y dialogar con sus compañeros.
1.3.     Kinestésico: pensamiento motórico. Aprende lo que hace.
2.       Afectivos: se vinculan con las motivaciones y expectativas que influyen en el aprendizaje.
3.       Fisiológicos: están relacionados con el biotipo y biorritmo del estudiante.

Pero también otros estudios nos hablan sobre cómo el cerebro juega un papel vital en el proceso de enseñanza-aprendizaje de cualquier persona. Atendiendo a su estructura, podemos apreciar en la siguiente imagen cómo el hemisferio más desarrollado puede determinar un estilo de aprendizaje u otro:




EL CONO DEL APRENDIZAJE


Otros estudios científicos, como el de Edgar Dale (1932), analizan la capacidad de recordar que tiene el cerebro en función de cómo ha adquirido y asimilado la información. Los resultados han quedado inmortalizados en el recurrente “cono del aprendizaje”, también conocido como “pirámide del conocimiento”.

Todo docente debería tener muy presente la imagen del cono del aprendizaje, porque de una forma especialmente clara ilustra los métodos y estrategias que se han venido usando en el aula hasta nuestros días, así como la rentabilidad o rendimiento que cada metodología produce en el alumno.

En la base del cono o pirámide se encuentra el “aprender haciendo”, aunque en algunas representaciones se sitúa este máximo aprovechamiento al revés, en el vértice superior del cono o pirámide, pero el significado no deja lugar a dudas: el aprender haciendo y participando activamente en lo que se estudia tiene el mayor impacto en la asimilación del conocimiento y en su perdurabilidad en la memoria. Cabe señalar que “enseñar a otros” formaría parte del “aprender haciendo”, ya que implica una actitud activa y motivadora al requerirse un gran esfuerzo de síntesis para hacer comprender a otra persona lo que se quiere enseñar.


REFERENCIAS
CAZAU, P. (2008). Estilos de aprendizaje. Visto el 19/10/2017 en http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001/File/Estilos%20de%20aprendizaje%20Generalidades.pdf
DALE, E. (1932). “Methods for Analyzing the Content of Motion Pictures." Journal of Educational             Sociology 6 (1932): 244-250.
LOMCE (2013). Ley  Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa. BOE Nº 295:97864. Visto el 19/10/2017 en http://www.boe.es/boe/dias/2013/12/10/pdfs/BOE-A-2013-12886.pdf
PÉREZ, J.; y GARDEY, A. (2008). Definición de didáctica. Blog en Wordpress. Actualizado: 2012. Visto el 23/10/2017 en http://definicion.de/didactica/

RAE (s.f.). Búsqueda por palabras: educación. Web “Diccionario de la Lengua Española”. Visto el 21/10/2017 en http://dle.rae.es/?id=EO5CDdh


1 comentario:

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